Desenterrando
el silencio
Cinco años han transcurrido desde que la Editorial Gregal publicara la primera edición de esta novela. Un trabajo hecho a cuatro manos, dos, las del maestro freinetiano Sebastián Gertrúdix y las otras dos las mías. Hoy vuelve de la mano de la Editorial Blume en su segunda edición. En todos estos años han sido muchas las lectoras y lectores que se han emocionado al conocer la historia de vida del maestro Antoni Benaiges. Hoy te invito a ti a descubrirla.
En plena Guerra Civil, concretamente el día 1 de enero de
1937, la revista ¨Escola Proletària¨,
-revista sindical de la Federación catalana de trabajadores de la enseñanza-
publicaba en páginas centrales dos crónicas. Éstas eran un homenaje dedicado a
dos personas asesinadas: uno de ellos era el poeta granadino Federico García
Lorca, el otro el maestro freinetiano Antoni Benaiges. Ambas crónicas venían
acompañadas también de sus respectivos retratos. Imágenes e historias de vida
que han permanecido unidas durante años en esta publicación a causa de la desdicha
de los destinos de estos dos hombres. Los dos fueron fusilados por su
influencia en la sociedad -el primero como figura destacada en la cultura y el
segundo por su profesión de maestro- además de por sus ideas políticas. Los dos
continúan siendo, aún hoy, dos desaparecidos de la Guerra civil pues todavía
sus cuerpos no han sido identificados.
De Lorca todos sabemos su obra: su poesía revolucionaria, su
teatro comprometido, su implicación con los más desfavorecidos, su vida
apasionada y su cobarde asesinato; de Benaiges, ¿qué sabemos del maestro Antoni
Benaiges?
“El mar será…”
recupera la memoria de Antoni Benaiges, un maestro de Mont-Roig del Camp
(Tarragona) que durante dos cursos -de 1934 a 1936-, fue destinado a la Escuela
Nacional Mixta de Bañuelos de Bureba, un pequeño pueblo de la provincia de
Burgos que hoy cuenta con unos 25 habitantes.
Pocos meses después de su llegada al pueblo, Antoni Benaiges
compra una imprenta y un gramófono para sus alumnos. Su técnica, basada en los
ensayos puestos en práctica por el pedagogo francés Celestine Freinet,
desarrolla y pone en práctica la idea de que la escuela debe dar a los niños
las herramientas para expresar sus conocimientos y habilidades más naturales,
algo que a menudo la educación tradicional ignora y rechaza.
El entusiasmo por la aplicación de la nueva técnica es
grande y durante el primer curso, la Escuela de Bañuelos de Bureba publica los
primeros cuadernos íntegramente redactados e ilustrados por sus alumnos. Los
cuadernos, gracias al intercambio entre escuelas seguidoras de estas mismas
técnicas llegarán muy lejos del pueblo: Cataluña, Mallorca, Extremadura,
Galicia,... pero también llegarán a Inglaterra o a Cuba. El objetivo era crear
una red de escuelas que se comunicasen entre ellas con el intercambio de cuadernos. Estos se confeccionaban a
partir de los dibujos y textos libres que hacían los niños y niñas,
convirtiéndose así en pequeños cronistas de su realidad más cercana. La
temática era diversa: la familia, las amistades, el pueblo, los paisajes, las
fiestas, las excursiones, los viajes, los juegos, el folclore...pero también
sus miedos y sus anhelos. En definitiva, de cómo vivían y cómo veían la vida.
De esta manera, la imprenta pasaba a tener un papel esencial en el aula, pues era
el instrumento que les permitía expresar. Expresar lo que sentían, lo que
veían, lo que les ocurría o lo que soñaban… En palabras de Benaiges por la
virtud de la imprenta en la escuela podían expresar “su vivir todo.”
El
maestro Antoni Benaiges revolucionó su escuela dando la palabra a sus alumnos
con la ayuda de la imprenta Freinet. Pero las niñas y niños de Bañuelos de
Bureba nunca habían visto el mar y en enero de 1936 su maestro les animó a
imaginarlo y a describirlo. De este ejercicio nacería un cuaderno monográfico
con relatos que empezaban con suposiciones reiteradas tales como “El mar será muy grande, muy ancho y muy
hondo”, “el mar será…”, “el mar será…”; relatos que darían lugar a una
promesa por parte del maestro: llevarles a conocer el mar y, así, transformar
aquel “el mar será…” por un primer “el mar es…”.
Pero
el sueño de aquellas criaturas y la promesa de su maestro quedaron truncadas
para siempre a finales del curso 1935-36 con el estallido de la Guerra Civil y
la desaparición del maestro. Durante más de 75 años, su recuerdo permaneció en
la memoria de sus antiguos alumnos, sus compañeros de profesión y su familia,
que además conservaba el anhelo de conocer la verdad sobre su desaparición
En
agosto de 2010, con motivo de la exhumación de una fosa común en el paraje de
La Pedraja (Burgos), un vecino de Bañuelos hará emerger a pie de fosa la figura
del maestro diciendo “aquí está enterrado
el maestro de mi pueblo”, iniciando, con estas palabras y sin saberlo, todo
un proceso de recuperación de la historia, obra y memoria de este maestro.
Durante
aquella semana de agosto de 2010 estuve documentando gráficamente los trabajos
de exhumación. La noticia de que en aquella gran fosa pudiera estar enterrado
un maestro catalán provocó que iniciara una obsesiva investigación para
reconstruir la vida de este maestro de Mont-roig del Camp. Empecé entrevistando
a los familiares de Antoni, a ex-alumnos y recopilando un archivo disperso en
revistas de educación de los años 30, trabajos ya publicados, artículos de
prensa y diferentes fondos archivísticos.
El
cuerpo del maestro no formaba parte de los 23 restos identificados de entre los
135 cuerpos recuperados en aquella exhumación, pero sí se ha podido recuperar
de él la historia de su promesa y con ella, la memoria de quien la hizo: Antoni
Benaiges, el maestro que prometió el mar.
Para
dignificar y difundir su historia se ha realizado un documental, El Retratista, diferentes libros, una
exposición fotográfica, un cómic y esta novela, reedición de la ya publicada en
2018. Ésta que tienes entre tus manos.
Porque no enterraron muertos, sino semillas.
Sergi Bernal