LA DEPURACIÓN

Una vez el maestro Antoni Benaiges fue eliminado físicamente y enterrado en los Montes de la Pedraja, según carta del vecino Demetrio Saez, publicada en un diario de 1936, al estado fascista se planteaba otro objetivo, este más refinado, más burocrático, más a la cabeza:  Borrar su memoria. Fracasaron.  Sí que se le desposeyó de su plaza de maestro pero no pudieron arrebatarnos su memoria, bien al contrario, amplificaron su ejemplo.

En este enlace se podrá acceder al expediente de depuración, expediente oficial del maestro, reitero estas son las fuentes oficiales:

ACCEDE A LAS FUENTES OFICIALES.  ARCHIVO GENERAL DE LA ADMINISTRACIÓN DE ALCALÁ DE HENARES. EXPEDIENTE DE DEPURACIÓN DEL MAESTRO ANTONIO BENAIGES NOGUÉS. (10 Mb)  

Fuente a citar: Desenterrant el silenci. Sergi Bernal. Ministerio de cultura y deporte. Archivo General de la Administración. Fondo Ministerio de Educación, IDD (05)001.030, caja 32/12435.

Separación Definitiva.

«El Alcalde, Cura Párroco y Vecinos dicen que la conducta de este maestro era antipatriótica, antisocial y mal vista por todo el mundo.»



Asesinato y represión de los maestros de la República 

Antoni Benaiges, un maestro catalán en una fosa de Burgos.


La represión del Franquismo contra los maestros tenía como objetivo fundamental la eliminación del modelo educativo republicano, desarrollado entre 1931 y 1939 en el marco de una democracia parlamentaria, y la imposición por la fuerza de las armas del modelo educativo nacional católico. A los maestros de la República se les hacía responsables de haber inoculado el microbio republicano en la sociedad y en la mente de la juventud, de haber ido configurando una cultura laica y democrática en la ciudadanía y en la juventud. Recordemos que este castigo se hizo bajo la dirección ideológica de la Iglesia. 

Muchos maestros eran políticamente progresistas. Era necesario, por tanto, que el castigo ejemplar que se preveía para los intelectuales en general les llegase especialmente, de manera que perdiesen las ganas de repetir aquel modelo de vida nueva. 

En una primera fase, nada más estallar la guerra, los falangistas “peinaron” pueblos y ciudades en busca de maestros republicanos y otros “individuos desafectos” a partir de las listas que pedían a los alcaldes o a personas de derechas del pueblo.  Por este procedimiento centenares de maestros fueron asesinados, además de los que fueron destituidos o separados de las aulas. 
A partir de Noviembre de 1936 la depuración se burocratiza. Puede afirmarse que uno de cada cuatro maestros en ejercicio en Julio de 1936 fue objeto de sanción más o menos fuerte; unos 6.000 maestros, hombres y mujeres, fueron separados definitivamente de la enseñanza. 

La depuración supuso un retroceso brutal en la calidad de la enseñanza; es conocida la enorme talla profesional y humana de los asesinados y destituidos. Para ocupar sus puestos, en un primer momento se nombraron capellanes y “gente de orden y sana”; más tarde, excombatientes del bando golpista, maestros en prácticas o estudiantes del nuevo magisterio que no habían acabado los estudios usurparon sus plazas de forma legal e indefinida. 

El caso del maestro Benaiges: un ejemplo de maestro represaliado.
El expediente de depuración del maestro Antoni Benaiges, en poder del Archivo General de la Administración, resuelve, en fecha de 19 de Diciembre de 1939, la “separación definitiva del servicio y baja en el escalafón correspondiente”, constatando la condición de desaparecido (eufemismo para no decir “ejecutado” o “asesinado”); recordemos que fue fusilado el 25 de Julio de 1936.

Texto e imágenes:  Sergi Bernal.