Tras pasar una semana allí y ya de regreso a Barcelona, recibió una llamada. «Me dijeron que una persona se había acercado a la fosa para decir que allí estaba enterrado un paisano mío, es decir, que allí había un catalán. Era un maestro que se llamaba Antoni Benaiges», comentó. Ese fue el punto de partida de una investigación apasionante que ha servido para sacar del anonimato a aquel hombre. Bernal comenzó indagando gracias a Google llegando hasta un blog mexicano en el que se narraba la historia del maestro.